Monday, October 11, 2010

Suertuda

Creo que acá nunca he tocado el tema de mi familia anfitriona, ese buen nombre para disfrazar la palabra jefes. Hace un año, tenía la idea en la cabeza de que mis host parents iban a ser una copia mal hecha de mi papá y mi mamá. No tardé mucho en darme cuenta de que ellos no son ni serán nada parecido a mis padres. Aún me sorprende tener que explicar que yo no salgo con ellos a cenar, (salvo la vez que salimos en mi cumpleaños) ni soy invitada a ninguno de sus paseos ni viajes. No, ellos son muy independientes de mí. Y aunque en un principio me dolió horriblemente verme no incluida en el clan Kolodny, luego le vi las ventajas de ser su au pair: soy apreciada, en lo que puede ser demostrado el aprecio por ellos hacia mí, e incluida en los eventos de su familia y en el diario vivir, en cosas más pequeñas del día a día y eso es más que suficiente para mí.

Ahora bien, mi host mom, no es absolutamente la mas dulce de todas, ni la más especial. Ella es una mujer muy trabajadora, que admiro mucho, tiene una gran fortaleza, es muy inteligente y cuida mucho de su familia. Pero no, no esperes venir a mi casa y que ella haga pancakes para todos como lo hacía la hostmom de una de mis amigas, o se siente en la sala a charlar contigo para conocerte. NO, ella, con todo lo buena persona que es, no es la host mom cariñosa que tal vez uno pensaría que podría ser. Ella no me ve como su hija, ni como su hermana menor, yo soy su au pair y estoy acá para ayudarle y aunque siempre ella estará dispuesta a escuchar y hablar conmigo, ella es de un carácter seco. Y punto. Es así y yo ya me acostumbré. Me costó muchisimo ganarme su confianza y su buena voluntad conmigo. Me costó mucho por que mi mamá es la mujer más dulce del planeta y el cambio entre ella y Debbie fue un horror.

Por otra parte mi host dad es un hombre muy dulce. Ellos son complemento uno del otro. Una pareja muy linda. Y es un hombre entregado por su esposa y sus hijos, admiro mucho su paciencia y su buen corazón. Ojalá así me tocara un esposo. El seguramente si hable contigo un rato, es muy amable. Y con él he tenido muy buena relación desde el principio.

Mis niños, no tengo cómo agradecerles que sean tan buenos chicos. Que no me den lucha de nada y que me escuchen siempre. Qué suerte, pensarán muchas, pero esto no se dió de la noche a la mañana, la lucha por ganarme su confianza y respeto me costaron días sinuosos de querer salir corriendo y nunca más volver.


 Oh, y no olvidemos a Cookie, el muy peludo tercer hijo de los Kolodny, a la que perseguía al principio por ser tan sucia y bullosa siempre. Pero que ahora pasa horas y horas roncando en mi cama y hasta salimos a dar paseos por el barrio en los días soleados.

Cookie llenando de pelos mi cama :P


Todo es una cuestión de paciencia creería yo, desde bajarse de la nube de que les importas mucho a tus host parents y darte cuenta de que eres independiente de ellos, acostumbrarse a su ritmo de vida, encontrar la forma de querer infinitamente a tus chicos, volverse más que la au pair, una amiga, una especie de hermana mayor para ellos. Todo eso requiere mucha paciencia y tiempo, mucho tiempo. Al principio me quejaba mucho, lo acepto, que porque no tenía carro, que porque no les importaba si estudiaba o no, que mi hostmom era fría como un témpano de hielo y eso me enfermaba, que mis niños eran difíciles de entender y que no sabía como llevarme con ellos, que lloraba mucho porque no sabía que papel jugaba yo aquí y me ganaba varios regaños por boba.

A hoy, hoy, sé que pueden haber mil familias mejores que ellos, pero la mía es la mejor que pudo haber para mí. Sé que he aprendido mucho de su forma de ver la vida, que he madurado mucho bajo su techo, a ser más independiente, a buscar maneras de valerme por mi misma y a encontrar como pasear Long Island sin carro, si, todo ha sido una lección de vida.  Sé que tengo mucha suerte de estar en la familia que estoy, se que todas las noches va una oración por ellos para que siempre estén bien, para que nunca les falte nada. Sé que trabajo más fácil que el mío no hay y que como le dije a mi hostmom un día, vivo como una princesa en su casa y no tengo cómo agradecerselo. Sé que tengo todo su apoyo y que trato de dar lo mejor de mí para ser una ayuda en sus ocupadas vidas. Sé que después de muchos altibajos y problemas (ohh si, porque acá hubo más de un problema) los aprecio mucho y que vaya donde vaya siempre los llevaré en mi corazón, porque la experiencia que he vivido compartiendo parte de sus vidas no la olvidaré jamás. Gracias totales a ellos.

Sin embargo, sé que hay otras chicas ahi afuera que la pasan bastante mal en este momento. Sé que hay muchas que viven una pesadilla despiertas, por tantas y tantas razones como au pairs pueden haber. Desde la que trabaja hasta los domingos, la que no puede ir a estudiar, la que no tiene llaves de la casa y si no llega a tiempo se debe quedar por fuera esperando que le abran, la que es ignorada por la familia, tratada como una empleada, la que debe comprar su propia comida porque no puede tocar lo que hay en la alacena, la que vive en un bosque en medio de la nada sin posibilidad de salir y la civilización o estación de gasolina más cercana está a kilómetros de distancia, la que hace todos los oficios de la casa (aunque los hostparents sean un amor, no debería) y por supuesto, la que tiene unos diablitos para cuidar.

Nadie sabe, asi que nadie puede opinar en realidad. Cada casa es diferente, cada familia y cada au pair. Como puede ser culpa de unos u otros que las cosas funcionen y se lleven bien, como puede ser una pesadilla sin salida. Y si, las oraciones también van por todas las au pairs que estén pasando un momento difícil, porque mal que bien, somos nosotras las que llevamos las de perder, estamos lejos de nuestras familias, de lo nuestro, para nosotras no hay un abrazo cuando uno siente que nada va bien y que los sueños con los que vinimos tienen maneras de resquebrajarse tan fácilmente. Es la impotencia de saber que a fin de cuentas eres tú la extranjera, la que no pertenece a ese lugar y si no hay lugar para tí, y si no lo encuentras, si no lo haces, debes empacar los planes e irte.

Hay muchas historias buenas, hay muchas historias de terror, no sé hasta que punto sea suerte, hasta que punto sea actitud, hasta que punto sea buena voluntad, solo sé que puedo decir que soy de las suertudas que encontraron una buena familia, que dieron con buenas personas, con más ventajas que desventajas.

Y no saben lo mucho que desearía que toda au pair diera con algo parecido e inclusive mejor, de lo que me tocó a mi.

Este post va dedicado a mi amiga Dianita, ojalá todo te salga bien.

Feliz semana.

Friday, October 1, 2010

Antes de que me falle la memoria

Antes que se me olvide, antes que pierda la memoria de ello.
Cuando tenia 11 años, después de vivir por muchos años en el mismo cuarto con mi hermano menor, mi mamá por fin acomodó el que solia ser el cuarto de invitados para que fuera mi espacio.

Mi cuarto de Princesita en el cual vivi tantos años, oficialmente hoy ya no es mio.  Sé que en realidad lo deje hace un año, pero ese, el cuarto de paredes rosaditas, camita con colcha rosadita y mi armario con muñequitos de felpa encima ya no existe, o si existe, pero ya no es el mio.Por mucho tiempo, ese fue mi lugar favorito en el mundo, mi habitacion.

Tanto tiempo, tantas historias en esas cuatro páredes. Allí, día tras día, crecí y me converti en mujer. Ese lugar, me guardó mil secretos, sueños, amores, miedos y dolores. Lloré, reí y morí de desamor y de pesimismo. Y otros días el sol iluminaba y todo era felicidad en ese pequeño mundito mio. Me vesti de estudiante, de graduada y de profesional. Pasé inmumerables días de música, tareas y trabajos. Noches de escritos de muchas páginas, libros y horas y horas conviertiéndome en quien soy ahora..



La dueña de la cama, mi Mechitas...

Adiós cuartito mio, de paredes rosaditas y la ventana grande en donde la luz me despertaba cada mañana, de las infinitas mañanas que desperté alli, en el confort de la casa de mis padres. Alguien diria que es tonto el apego a las cosas materiales, pero tambien creo que hay cosas que se quedan marcadas en la memoria, que representan mucho más de lo que materialmente puedan ser o costar y se vuelven parte de la vida...La casa de mis padres, la casa que ya no es mi casa y que ellos han vendido, será posiblemente el refugio de otra niña que crezca allí como lo hice yo, y le cuente a esas paredes todos los sueños, todas las esperanzas que a mi se me han hecho realidad poco a poco.
Adiós cuartito.