Wednesday, November 10, 2010

Liberación femenina

La puerta de la casa se abre. Ella entra, caminando a pasos largos en sus zapatos Nine West. Cansada de trabajar, murmura un -Hi! general para los que estamos en la cocina. Desaparece, corre a su habitación. Vuelve cinco minutos después, vestida, no menos elegante, ni con un atuendo menos costoso, sólo más cómoda. Se asoma a la cocina, el agotamiento se refleja en su cara. Y aún no termina, aún tiene que cumplir con otras obligaciones antes de dar su día por hecho.

Mi niña y yo, sentadas en la mesa de la cocina hablando de todo y de nada, la vemos correr por la casa. Tratando de arreglar su bolso, ordenando papeles, escucha el llamado de su celular que parece no abandonarla jamás, la música perpetua de sus dias ocupados. Lanza un suspiro, y un -Oh my God!- el teléfono suena y ella deja que la llamada se vaya al correo de voz. Vuelve a la cocina, se envuelve en su bufanda gris de seda. Mira a la mesa, se dirige a la niña y le pregunta:

- Are you ready to go?
- Yes

En ese momento, me mira, suspira, y se lamenta.

- Oh Gosh! It doesn't stop! It's just one thing after the other. It's just crazy. Only American women right? Only American women work this hard.

Y no supe qué decir. La mente me quedó en blanco.
En un segundo, a mi mente llega la imagen de tantas mujeres, americanas o no, que cumplen la labor más invisible y más dura de todas, con o sin labores extras: son madres, esposas, hermanas, hijas y toderas que mantienen la familia unida. Trabajan largas horas, agotadoras y extenuantes jornadas laborales, dentro y/o fuera de la casa para proveer a quienes las rodean del bienestar de un hogar. Sin ir muy lejos, recuerdo a mi propia mamá, quien a sus años trabaja, aún cuando sería el tiempo de retirarse. También recuerdo que cada mañana alrededor de las cuatro de la mañana mi cuñada lidia y mide el tiempo para hacer que en su horario de doce horas diarias de trabajo exista un espacio para mantener la casa limpia, hacer de cenar, hacer mercado, pagar cuentas, revisar tareas y pasar tiempo de calidad con sus hijos.

No me atreví a contradecirla. No me atreví a decirle que en mi humilde opinión, pienso que en todas las latitudes existen trabajadoras incansables, fuertes e independientes de todas las nacionalidades, como ella misma lo es. Atino a mirarla, divagando aún entre las imágenes de mujeres que se parten el lomo todos los días por sus familias, y murmuro: Yeah.

Ella continua con su suspiro alargado y dice

-And this is what is supposed to be a  liberated woman! Agg, liberated women, yeah right!
Dirige de nuevo la mirada a su hija, su hija preadolescente y le dice:

- Marry rich Julia, filthy rich.

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Oración.
Querido Tú, si estás allá arriba y escuchas mis peticiones insulsas.
Permite que no tenga que depender de ningún esposo
 filthy rich o awfully poor para ser feliz
Que aunque viva una vida llena de trabajo y sacrificios,
Sea yo una mujer liberada, siempre, siempre, siempre.
Amén

Wednesday, November 3, 2010

Del otoño y otras cuestiones existenciales

Es Otoño. Me encanta esta estación. Me llena de nostalgia. Una nostalgia boba, porque me parece que así como es el otoño es el clima en mi ciudad, así lo sentí el año pasado aunque la verdad sea dicha, a este punto, con tantos meses acá, a veces dudo del clima que hace en Bogotá y recuerdo, que he dicho muchos dias, "hoy el dia esta como Bogotá"  Y talvez no sea verdad. Debe ser por que ese es un clima de incertidumbres donde el pronóstico siempre es "Parcialmente Soleado con posibilidad de lluvia". Lo que significa que te tienes que cargar la sombrilla y una chaqueta porque hace frio, pero llevate algo más ligero, porque puede empiezar a hacer sol y después no sabes donde poner la chaqueta. Buen bogotano, que en un día de sol, igual lleva otro montón de ropa. Uno va listo para todos los climas posibles. 

Vuelvo al Otoño, he notado, que hace un año no sé donde tenía la cabeza, lo admito, porque creo que no lo vi. Solo supe que un dia llegue, y luego estaba nevando. No tuve el placer, o tal vez el ánimo de levantar los ojos y ver como estaba todo lleno de hojas de colores, como el viento se llevaba las hojas de los árboles una por una . Qué estaba pensando hace un año? Dónde carajo tenía la cabeza , la vista y la percepción metida que no me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, que no vi los árboles cambiar de color, que no vi que la vida transformándose frente a mis ojos? Como las avestruces, de seguro, tenia la cabeza metida entre la tierra, entre el mar de emociones que atacan como una montaña rusa esos primeros meses.

En este segundo año. Este "bonus track", como decidi llamarlo. Mi segundo otoño, me di cuenta por primera vez de los colores, del cambio progresivo de la temperatura, del viento. Siento que estoy más sensible a todo lo que veo. Donde tengo la cabeza este año? Ciertamente no entre la tierra. Este año mi cabeza está dilucidando, evaluando posibilidades, haciendo pronósticos, pintando ideas e imágenes perdidas de un futuro incierto. Este año tengo la cabeza como en las nubes, tengo la conciencia elevada,  ilusionada y atemorizada por lo que pueda venir.

Hace poco me dió una crisis profesional. Me hundí de manera horrorosa a pensar en lo mucho que detesto ver como la naturaleza humana nunca se encuentra conforme. Que siempre quieres más. No sé si es el caso de todo el mundo, talvez no, pero reconozco que tengo una naturaleza ambiciosa. Me pasa, cada vez quiero intentar llegar más alto. Para bien o para mal.

Y es por eso, que aunque disfruto de mi trabajo, aunque por fin logré adaptarme a esta vida; he resuelto, en lo poco que he resuelto, que después de esto quiero un trabajo que me demande horas fuera de la casa, que me haga sentir animal de ciudad de nuevo, que me devuelva las aspiraciones, los objetivos. Quiero dedicar mi vida a ser feliz, a trabajar duro, a esperar el futuro, aunque no tenga muy en claro lo que quiero hacer, por motivos digamos que, ajenos a mis ideales. Solo sé que quiero subir un escalón más, en la escalera del no se qué.

Al releer mis viejos cuadernos de universidad, la última vez que estuve por mi casa (ahora ex-casa). Habia una carta para alguien que a modo de tarea me pedía que respondiera a la pregunta: Qué quiéres de la vida? Yo respondi: quiero graduarme, viajar y aprender alemán. Y acá estoy unos años después: graduada, en otro pais y tratando de leer en alemán para no perder la costumbre. Puede que suene un poco apresurado, porque aún tengo otros cuantos meses aquí, pero es inevitable preguntarse que sigue ahora? Cúal es el plan?  Dificil, y más para mi, la que no puede acostumbrarse o le cuesta mucho un cambio sorpresivo. Para mi siempre ha existido un plan maestro, basado más que todo en mis estudios, y ahora no sé, he sentido que el objetivo de mi vida esta un poco oculto entre la maraña de mi vida familiar, mi vida amorosa, mi vida profesional, y por ahora, -o al menos mientras viva en esta parte del mundo- el futuro permanece quieto como aguas mansas, esperando sigilosas lo que haya de venir.

Agg, deberia hacer posts más optimistas, menos existencialistas, ya sé. Pero bueno, a veces no me sale escribir cuando estoy de muy buen humor, y mal q bien, querido lector, ésta es mi catarsis. Hasta la próxima.