Wednesday, August 24, 2011

Au Pair Graduada.

Hola de nuevo :)
De mi saga de "Lo que tengo en el tintero" acá está otro post. Este es un poco más jmmm no se ni cómo definirlo, pero en realidad necesitaba contar esta parte de la historia y liberarme de ella. Algunas veces cuando escribo, las cosas que no me gustan mucho se quedan descansando entre letras y es un ejercicio que me permite sentirme más tranquila, así que acá les va. Siento si soy muy melodramática a veces pero bueeeeehhh que se le puede hacer. Mientras les cuento que la vida va bien, sonriéndome todos los dias desde la ventana enorme de mi nuevo cuarto que es, para mi felicidad, muy iluminado. Me hacía falta eso, despertarme con el sol.
Feliz día a tod@s!!

Julio 7 de 2011

No voy a mentirles, era muy obvio en algunos de mis posts, que el segundo año me resultó bastante pesado, no por la familia ni por los niños, sino por que experimenté en muchas ocasiones un cansancio que me tenía muy ahogada y aburrida. No me mal interpreten, no era pereza, trabajé como se debía, cumplí siempre y también disfruté de mi tiempo libre e hice muchas cosas, pero mi agotamiento se debía al tipo de trabajo: vivir de interna, o live-in, fue toda una prueba a mi paciencia.

Desde un comienzo fue un cambio muy fuerte, empezando porque yo estaba todo el tiempo fuera de la casa y disfrutaba mi tiempo en familia cuando podía pasarlo en mi camita un domingo sin salir. Pero la vida de live-in es totalmente opuesta a lo que yo vivía, y eso es algo de lo que fui consciente cuando ya estaba con ellos. Mi vida sería estar todos los días en casa y esperar con ansias el fin de semana para salir corriendo y llenarme de aire fresco. De lunes a viernes, estaba ahí, en la casa y salía muy rara vez.

Durante el primer año estudiaba todos los días en la mañana y eso lo hizo muchísimo más llevadero, pero en mi segundo año, los horarios de la universidad no me favorecieron y estudié online. Así que estaba todo el tiempo en la casa, de lunes a viernes, claro, tuve que buscar como mantenerme ocupada, pero no era fácil, sobretodo durante el invierno. Además, la vida del suburbio nunca me gustó. Siempre me sorprendió la rareza de ser peatón en estos lados, todo el mundo anda en carro y nadie camina a ninguna parte. Cuando caminaba o andaba en bici, me daba la impresión de que la gente me miraba sospechosa desde los carros jeje. Soy animal de ciudad y el suburbio siempre me resultó increíblemente aburrido. El último día, cuando caminé los 40 minutos de mi casa hasta la biblioteca a devolver los libros, pensé: No saben como estoy de feliz de salir de aquí y de volver a la ciudad. Adiós Ardillalandia!

Mi ultimo dia en NYC
At Chelsea High Line
Los últimos días me la pasé, obviamente, empacando, para mi suerte no sufrí mucho con eso, mandé una caja no muy grande con cosas que pesaban mucho como mis libros y por el resto dije: lo que quepa en estas dos maletas de 50 lbs se va conmigo. Saqué mucha ropa vieja, zapatos, toda la ropa de trabajo, gasté todas mis cremas, perfumes, etc. Me deshice de muchas cosas y a la final me sobró algo de peso en una de las maletas ;) No me fue tan mal como esperaba.

Han pasado ya unos cuantos días desde que me fui de Nueva York y no quería escribir aún porque la verdad, salí de la casa en la que viví por dos años con un mal sabor de boca, qué pasó? No tengo ni idea, yo solo sé que un día estaban muy bien conmigo y luego empezaron con sus desaires. Yo ya había comentado aquí que esta familia no era la más amorosa del mundo conmigo y mis hosts siempre salían con sus detallitos feos que a final de cuentas yo terminaba por ignorar para no amargarme la vida. Pero he aquí que la gente nunca deja de sorprendernos y más en esto de ser AuPair. Así que esta es otra historia para el sumario:

Dos meses antes de terminar, mis hosts me pidieron que saliera de la casa antes del último día de colegio de los niños. Yo había pensado que trabajaría hasta el ultimo día de colegio y al siguiente día los niños se irían a su campamento de verano y pues ahí yo tendría un par de días para irme. Pero igual a ellos poco y nada les importaba cuando programara el vuelo a fin de cuentas, lo que querían era que me fuera de la casa en el transcurso de esta semana. Por qué? Porque mi niño estaba muy apegado a mí, y este año tendría su primera experiencia yéndose al campamento los dos meses completos, entonces según mi hostmom le iba a dar muy duro ambos cambios al mismo tiempo; es decir, despedirse de mi e irse al campamento. Yo pensé y aún pienso que dos días de diferencia entre una y otra cosa no haría mayor diferencia pero bueno, son sus hijos y ellos deciden. Como buena AuPair a la que todo dice Si, dije sin pensarlo mucho, Ok, yo salgo de acá en esa semana. Así que programe mi vuelo para el Jueves 23 en la mañana.

Despedida!! ;)
Y hasta ahí normal. Pero un día mi hostdad me preguntó: Y cómo vas a llegar al aeropuerto? Y yo respondí en medio de la sorpresa: ehhh no sé! Y  él dijo como pues de pronto puedes decirte a tu amiga que te lleve o tal vez quedarte donde tu otra amiga. Y yo quedé ahí como whhhhaaatttt?  Me dejaron ahí a ver cómo le hacía.… Si algo aprendí durante este tiempo ha sido a valerme por mi misma, y aunque me parecía injusto que no me llevaran, pues empecé a mirar posibilidades de llegar al aeropuerto con mis 4 maletas y sin pagar 70 dls de taxi. Cosa mala viajaba entre semana y todos andan ocupados trabajando, además de eso mi host mom dijo que lo más conveniente era que me fuera el miércoles de la casa. A donde? No sé. Mi host dad estuvo súper fastidioso esos días preguntándome que si ya tenía donde quedarme el miércoles, pues él me llevaría. Y a pesar de que en esos días les dije alguna vez que no tenía donde quedarme él seguía insistiendo: Dile a tu amiga Maya. Hey! Es que ella también trabaja y yo no puedo llegar allá cuando yo quiera. O tu amiga Lida y el esposo, será que ellos no te dejan quedar allá??? INCREIBLE… Así, tal cual, que me caiga un rayo si miento.

No sé cuál era su afán en que yo me fuera. Francamente no sé qué bicho les picó esos días. Ok, si ellos estaban cansados de tenerme ahí pues uno o dos días que diferencia podría hacer. No sé. Les juro que la más sorprendida de todos fui yo. Y que no hubo motivos para que fueran así, osea, yo termine de trabajar hasta el último momento, sin chistar. Inclusive cuando me dijeron que tenía que trabajar mi ultimo sábado y cuidar el perro el último domingo, y yo no dije nada, porque no quería crear un mal ambiente al final de todo, simplemente cambie mis planes y dije ok.

Ultima cena ;)
Muy tristemente me di cuenta de que mi primera impresión de ellos fue la última también: yo no les importaba mucho. Sentí que no hubo nada de gratitud de su parte y me recordaron lo susceptible y lo vulnerable que podía ser ante sus desaires, como éste. De despedida no hubo ni un gracias ni nada, naaaada, no, ni un chocolate de dólar, ni una tarjeta, ni nada (Y hay que ver como gastan los gringos en sus inútiles Thank You Cards). Y no era que yo esperara algo, una fiesta sorpresa con mis amigas o algo así, pero, lo menos que podían haber hecho era llevarme al aeropuerto. Yo no estuve dos días en la casa, estuve dos años y no por ser mala niñera no??? Pero bueno, ya ven, nada de nada. No crean que todas las familias son así, muchas hacen algo de despedida para sus aupairs o por lo menos les dan tiempo libre para despedirse de sus amigos, yo creo que este caso no se repite mucho.

El miércoles en la tarde con mucho afán, mi host dad sacó mis 4 maletas, dos bolsas llenas de ropa para donar y otra bolsa con la ropa que no se me había alcanzado a secar en la secadora (valga la redundancia) y las puso en el carro. Los niños, que son niños y no son muy conscientes, me dijeron adiós sonrientes como si nos fuéramos a ver mañana, y mi hostmom dijo chao y te cuidas. Mi host me llevó a la casa de mi amiga Maya, quien salvó la patria, gracias a ella y a sus generosos hosts, que la dejaron llevarme al aeropuerto al siguiente día temprano.

Todo el mundo estaba sorprendido, hasta mi coordinadora, ellas que nunca ven por nuestro lado, estaba muy extrañada de su manera de actuar, de su desconsideración. Yo sencillamente me sentía como perro en misa. Entre los mil sentimientos que tenía mezclados en esos días me quedé con la estupefacción y las muchas ganas de decirles por una vez NO ME PARECE. Pero en ese momento trate de no llenarme de malos sentimientos y recordar lo importante: yo, aparte de todo, si estaba muy agradecida con ellos (y siguiendo la tradición gringa, les compré sus thank you cards y pie y flores, etc).  Díganme boba, pero qué ganaba con irme furiosa, peleando o deseándoles mal? Nada. Por eso decidí, muy a pesar de no sentir valorado lo que hice o hacía, mantenerme muy positiva, recordar todas las cosas buenas, que siempre fueron más que las negativas, y sentirme agradecida con ellos para siempre. Mi mamá bien dice que no es bueno llenarse de rencores y las acciones que otros hacen y nos lastiman hay que ponerlas en manos de El de arriba y enviarles muchas bendiciones. Aunque triste, me fui tranquila, con la frente en alto. Pero claro, es bastante malo tener esa última impresión de ellos: ahora cuando pienso en Long Island, en esa casa donde viví, solo se me aparecen la pesadez y la tristeza de los últimos días allí y mis muchas ganas de no volver por allá.

Mi diploma de Au Pair Honoraria :)
La vida es así. Llena de altibajos. Espero que los malos detalles se borren de mi cabeza, como se borran los malos recuerdos de relaciones pasadas y pronto pueda mirar al pasado con alegría y no con este guayabo que tengo ahora, de pensar que estuve dos años en un sitio donde no era apreciada. Yo les deseo todo lo mejor y mucha, mucha felicidad.  

Buuu, yo sé. Esta historia debería haber tenido un final no tan acontecido. Pero en estos uno sabe de historias e historias de mucha gente así, a la final uno no deja de sorprenderse. No quiero pintarme como la victima de este caso ni mucho menos, allá ellos, yo creo en el karma y por eso trato de obrar bien sin mirar a quien. Cuando estaba sacando mis maletas no podía dejar de pensar, que me esperaba un avión hacia un lugar mucho más dulce, en donde existían personas que me querían y me apreciaban y sobretodo me extrañaban, me querían a su lado! Así que con ese pensamiento, me fui sonriendo, mientras con su cadencia lenta por los aires, el avión ponía más y más kilómetros entre el suburbio de Long Island y yo.  

Thursday, August 4, 2011

El último día

Hola a tod@s,
Les dejo este post que tenía en el archivo y que por fin pude sentarme a revisar y corregir. Así como otros que están en el tintero y que vienen pronto.
Feliz fin de semana!
Jules.


Junio 22 de 2011

El ultimo día

Desde el primer día en el que se empieza a ser Au Pair uno piensa en cómo será el lejano último día. Bueno, no generalizo, pero por lo menos yo sí lo pensaba: lo imaginé, lo esperé y hasta pensé que nunca llegaría, pero por fin sucedió. Hoy, martes, es mi último día como Au Pair, y cuando menos me siento muy feliz de saber que fue un día muy bonito con mis niños, un bonito último día.

Sin embargo, aún tengo la extraña sensación de que este día no es el último, que es mentira. Seguirán pasando los días y yo seguiré aquí, jamás me voy a ir de Long Island. Qué horror, me siento así talvez porque no he tenido el choque de realidad. Mi cabeza en estos días ha estado llena con pensamientos de las últimas cosas q estoy haciendo, tratando de grabar los últimos momentos en esta casa, cumpliendo este trabajo; éste fue el último laundry, el último almuerzo que les empaco, el último desayuno, la última vez en el parque, mi último juego de béisbol imaginario de las grandes ligas, la última vez que tiendo estas camas, el último paseo al perro, la última noche en esta cama, en este cuartico en el sótano…

Qué puedo decir, el choque de realidad me da mientras desmantelo este cuarto, mientras saco toda la ropa que no se va conmigo, mientras vacio los cajones. ¿Qué se siente? Es un sentimiento muy agridulce, como tantas partes de este proceso. Algunas veces me siento triste, porque fue un tiempo inolvidable y se me revuelve todo de pensar en no volver a ver a esos dos niños que cuidé por tanto tiempo, ni a mis amigas, en especial a Mayita, no volver a vivir nuestra vida de mentiritas que creímos que no tendría final.

Por otra parte me siento feliz, me siento dichosa. Culminé estos dos años, que a veces me parece que fueron eternos y algunas veces me parece que se fueron volando. La verdad sea dicha, no puedo esperar para volver a tomar las riendas de mi vida: que me devuelvan la autonomía y la libertad que sacrificas cuando firmas este contrato. Volver a decidir que quiero hacer y que no, sin estar pensando en qué pensarán ellos, no verme limitada nunca más por alguien que posee mi tiempo tan abiertamente.

Lo he reflexionado mucho, y creo, personalmente, que ser au pair en cierto punto supone entregar una parte de tu libertad como adulto. Ejemplo, si en este momento me llaman a trabajar tengo que salir corriendo, si estoy en el centro comercial pensando que es mi tiempo libre, pero me llaman a decirme que tengo que estar en media hora en la casa, lo mismo: a correr! Es parte de esto, y a algunas les pasa y a otras no. El secreto para ser Au Pair también consiste en nunca decir No: que si trabajas el domingo, que si trabajas hasta las 2 de la mañana, que si te quedas después de la cena, que si te quedas a cuidar al perro, que si acabaste pero te quedas más tiempo, a todo hay que decir SI, a todo lo que en condiciones normales, podríamos decir NO. La que dice NO y refuta, no sirve para esto, y se va para rematch. Pero igual, ya sabemos que esto es un intercambio de intereses: vale, yo digo que si a todo y trato de ser la super Au Pair, pero también quiero viajar, conocer, practicar mi inglés y vivir la aventura, ese es el trato, y pues no es tan mal trato, cuando menos cuando se tiene la suerte de dar con buenas personas que lo respetan.

Igual, una de las cualidades que te da este trabajo es a ser PACIENTE, mil veces paciente, infinitamente paciente. Es una lección de vida, de humildad, de madurez, de determinación que vale la pena vivir. Personalmente,  de acá en adelante muy poco podrá hacerme perder la paciencia, muy poco.

Me voy feliz, porque lo logré! Hice todo lo que quería hacer en este viaje y mucho más. En un post anterior había dicho que acá ninguna viene porque quiera cuidar niños, pues yo tampoco, pero logré los objetivos que me había propuesto, y mientras cuidaba a los niños viaje a muchos sitios, conocí, la pase bien, conocí gente de todo el mundo, personas que se quedarán en mi corazón para siempre , grandes amigas, fui independiente, crecí, maduré, aprendí a valerme por mi misma en un país extraño, compré muchas cosas, probé comidas de todos los países habidos y por haber, me monté en casi 16 aviones y estuve en una decena de aeropuertos diferentes, aprendí mucho de mí misma, aprendí mucho de los demás, lloré inconsolablemente de impotencia, de soledad, de nostalgia, pero también reí a carcajadas, bailé como si el mundo se fuera a acabar mañana, viví con todo entusiasmo cada momento queriendo que esto durara para siempre, pero también me desesperé y tuve tiempos de crisis: de los de querer salir corriendo y de los de no querer regresar jamás. (Aunque cabe aclarar que esos tiempos nunca me daban en la playa, o con mis amigas en el mall o de paseo en la ciudad, jejeje)

Cumplí. Este es el día final de 1 año y 10 meses o las 96 semanas o los exactos 660 días con la familia Kolodny y no podría estar más feliz, más satisfecha por los logros alcanzados. Es cuando entonces, pienso que estoy más que lista para volar, como lo hice en un principio, de nuevo, abrir las alas,  mis alas gigantes al viento y buscar mi destino.

Siento nostalgia, una nostalgia enorme de dejar lo que tanto tiempo tarde en hacer mío, en hacer mi vida, mi rutina; pero bien me lo dijeron hace poco: la vida, mi vida no está acá en Ardillalandia, NY… La vida está ahí afuera, fuera de esta casa, de este sótano y luego de dos años, es hora de volver a estar en ella. Me voy a enfrentar otros retos, a emprender otros caminos. Este querido cuartico oscuro donde pasé tantas horas pensando en lo que el futuro guardaba para mí, me da por fin la despedida: es hora de irme y me voy con la alegría más grande por todo lo vivido y todo lo que ha de venir.

El futuro aguarda, el futuro es por fin, mi presente.